Aun en Arica, tenemos la posibilidad de ir a la playa, aunque el invierno ya está apareciendo cada vez con mas fuerza.

El sol cada dia se esconde mas, sus rayos solo se vislumbran por entre la fria neblina costera, y al agua se enfria con cada oleaje, pero aun asi mi piel sigue en su busqueda, para que con su salinidad pueda sanar mis heridas, librarme de mis cargas y propiciar el reencuentro con la naturaleza.

Esa fue mi energizante tarde de playa.

Cuando estaba chico y leía los libros de historia no podía comprender como era eso de "elegir" a un presidente o para que servía un edificio gigante llamado congreso, porque los que hacian las leyes era siempre el mismo grupo reducido de uniformes andantes.

Ya a los 10 años, me toco presenciar las primeras "elecciones", algo que para mi me sonaba inutil porque el presidente era uno solo y duraría hasta que muriera... luego de eso, recien veriamos que pasaria en nuestro país.

Favorablemente para todos, gano el NO, y desde ahí la historia ya es mucho mas conocida.

Despues de ese momento, me di cuenta que yo también estaba siendo parte de la historia, por lo menos en forma presencial, pero jamás (hasta esta mañana) me imaginé que la historia podria entregarme un momento tan emotivo como el abrazo del (hasta el momento y a mi parecer) mejor presidente del chile actual con la mujer que le cambió el rostro a nuestra querida patria.


Chile hoy tiene nombre de mujer, se viste de falda y chaqueta blanca, rie y saluda a quienes l llaman y proclaman. Michelle Bachelet hoy cambia el rumbo de no solo la historia de nuestro país, sino que del mundo entero.